miércoles, 14 de junio de 2017

Travesera de Picos

El sábado pasado fue la travesera de picos. Muchísimos meses entrenando para esta carrera, muchísimas horas en el monte para llegar lo suficientemente fuerte como para que la experiencia sea de disfrute y no de calvario. Este tipo de carreras tan largas exigen mucho, puedes tener un pequeño fallo y estás muerto. El mínimo roce de una prenda, una costura de las zapas, la empuñadura de los bastones... después de 15 horas cualquier tontería puede convertirse en un suplicio. Por eso son muchas cosas a tener en cuenta, a experimentar durante la temporada. Muchas horas corriendo centrado para esta carrera, para aprovechar al máximo cada entrenamiento, para que no decaiga la motivación. Muchos entrenamientos también forzados, no físicamente, pero sí de cabeza. Luchando contra la tentación de quedarse en casa en días de lluvia, granizo o frío. Momentos buenos y malos, muchos sacrificios para no perder un entreno. Del tiempo de la oficina no se puede racanear, de las tareas de casa hasta cierto punto tampoco. Al final acabas perdiéndote las cañas de los jueves con los compañeros de trabajo, las cenas de colegas los sábados por la noche y las mañanas del fin de semana retozando sin prisa en la cama.

¿Merece la pena? Tendrás que leerlo todo para saber la respuesta.

Días antes de la competición me llegó un email de la organización con una encuesta anónima para realizar un estudio del perfil psicológico del deportista extremo. A casi nadie le gusta cubrir encuestas, las preguntas suelen repetirse bastante y la valoración de cada una de estas puede parecer muy evidente, pero tengo que reconocer que lo de deportista extremo me picó la curiosidad, y abrí el cuestionario. Conforme iba pasando preguntas más tiempo necesitaba para darles respuesta. Estas preguntas estaban muy bien escogidas, eran cuestiones que nunca me había realizado y que me tocaron por dentro. Os dejo algunas para que os hagáis una idea:
  • Me siento orgulloso de las cosas que he logrado
  • Mi vida tiene sentido
  • Mi actividad (carreras de montaña) está en armonía con las otras actividades de mi vida
  • Esta actividad es la única que verdaderamente me activa
  • El ejercicio es la cosa más importante de mi vida
  • Han surgido conflictos con mi pareja /familia en relación a la cantidad de ejercicio que realizo
  • Me gustaría practicar más ejercicio físico que estar con mi familia y amigos
Esto solo es una pequeña muestra del total de preguntas, había algunas de carácter general y otras en las que te podías sentir más identificado. Tengo que reconocer que varias me inquietaron bastante. Actualmente estoy atravesando por un momento difícil en lo personal. Por tanto es tiempo de meditación interior y de pensar en cómo se ha llegado a esta situación. Es cierto que para entrenar una ultra hace falta dedicar mucho tiempo al deporte, y si tu pareja no comparte afición es tiempo en el que estaréis separados. ¿Se puede mantener una relación entre una persona sedentaria y otra extremadamente activa? Yo creo que sí, aunque solo tengo uno de los dos puntos de vista. En cualquier caso, creo que todo el mundo que hace deporte de forma seria debería hacerse este tipo de preguntas, le ayudarán a conocerse mejor y a decidir qué es lo que quiere ser en la vida.

Después de esta reflexión vayamos con la actividad que da título a la entrada. La carrera sale el sábado 10 de junio a las 2 de la mañana, esto es la noche del viernes. Es una hora bastante rara bajo mi punto de vista, teniendo en cuenta que amanece pasadas las 6 de la mañana bien se podían esperar unas horas y así salir de día, pero la decisión no es mía. Teniendo en cuenta que la charla técnica de la carrera es el viernes a las 19:30 y que hasta las 21:30 no volvería al hotel en Canales, no tenía mucho sentido dormir antes de la carrera ya que entre la cena y preparar el material quedaba poco tiempo para la salida. Finalmente mi estrategia consistió en dormir una siesta después de la comida de unas 3 horas, antes de la charla técnica.

En el hotel estaban alojados más corredores, la selección de castilla y leon con David López Castán al frente y unos corredores andaluces que venían desde Morón de la frontera (un saludo si leéis esto ;) ). Ellos mismos me llevaron hasta Covadonga ahorrándome una pasta del taxi.

En la salida me encuentro con Diego y Fernando también de Ártabros que iban representando a la selección gallega, este año la travesera era el campeonato de españa de ultras. Allí estamos cientos de corredores concentrados en unos pocos metros. A pesar de la hora, la música a todo trapo, las luces parpadeantes, los cientos de luces de frontales y lámparas rojas traseras consiguen estimularte al máximo, una vez allí estás deseando que el speaker empiece la cuenta atrás de una vez para ponerte a correr.

Empezamos subiendo por una carretera asfaltada que va cogiendo inclinación poco a poco, la gente ha salido escopeteada bajo mi punto de vista, ya que tenemos 74km por delante. Al poco hay un desvío hacia la izquierda donde ya se estrecha bastante el camino y por momentos solo permite una fila de a uno que forma bastantes colas. Aquí perdí bastante tiempo, por momentos te llegabas a mosquear porque podías estar parado 1 minuto entero sin dar un paso. Vamos cogiendo altura y estos embotellamientos van desapareciendo hasta que llegamos a la vega de enol. Aquí miro el reloj y me parece muchísimo tiendo lo que he tardado en llegar, pero bueno hay margen y me encuentro bien, bebo un par de vasos de isotónico y tira millas por la pista. Era la primera vez que iba por la pista a pie, cuantas veces habré pasado por allí en coche para dejarlo en el aparcamiento de pandecarmen. En la pista le damos bastante zapatilla, hay que aprovechar porque en esta carrera no abundan las zonas correderas. Así llegamos a Pandecarmen, este camino lo conozco. Llegamos a la altura del refugio casi sin darme cuenta, últimamente siempre que pasaba por allí iba cargando con cuerda y ferralla como un mulo, menuda diferencia! Vamos subiendo y subiendo y el collado de la fragua se va acercando.

Desde el collado hasta la mitad de la canal de mesones me encuentro bastante mal. Había comido y cenado demasiada cantidad y salí con el estómago muy pesado. No me molestaba para correr pero tampoco tuve apetito durante las primeras 4 horas, lo cual hizo que no comiera nada. Empecé a venirme abajo y a notarme cansado. No me lo podía creer, si todavía estaba rondando los 20km y me quedaba un mundo por delante. Entonces caí en la cuenta de que no había comido nada desde la salida y paré para tomarme una barrita doble (Endurance bar de Victory) y otra más una hora después. Gracias a esto reviví por completo y para cuando estaba llegando al avituallamiento de Caín ya me encontraba genial otra vez.

Entrando en el pueblo veo a Pocho y a Trota con la bandera del foro animando, menudo subidón. No me habían dicho nada los cabrones y no esperaba verlos por allí, fue un subidón de energía poder charlar con ellos mientras me atiborraba de todo tipo de dulces del avituallamiento.

Las grupis dando mucho cariño

Creo que estuve bastante rato allí con ellos, me despedí y me fui a cruzar el puente pensando en lo que me tocaba ahora... dobresengos. La verdad es que le tenía muchas ganas de subirla porque semanas atrás la había subido para entrenar y aquel día había sido mágico, uno de esos días de monte que no se te olvidan. Iba subiendo e iba pensando en algo que me habían dicho mis compis al llegar a Caín: "Vas muy bien! te ha sobrado una hora para llegar aquí". Había tardado 6 horas en llegar a ese punto y el tiempo de corte estaba en las 7:15. ¿Iba bien? Por un momento me asusté, no es que vaya yo sobrado en los ultras pero tampoco esperaba luchar contra los tiempos de corte. Mi estrategia era salir atrás e ir ganando posiciones hasta encontrar mi ritmo, porque era mi primera travesera y no tenía referencias anteriores. Pero quizá hubiera salido demasiado suave, está claro que una hora de margen no es nada, se puede perder en el más mínimo percance, así que empecé a darle más caña. Poco después de pasar la fuente me cruzo con una chica que bajaba, iba a abandonar por culpa de la barriga. Solo de pensar que aún tenía que llegar hasta poncebos para que la recogiera un medio mecánico me hizo pensar en que hasta abandonar es duro en esta carrera, no basta con parar y esperar en una pista a que aparezca un 4x4, o acercarse a la carretera más cercana, había que caminar horas para abandonar. 

Me costó llegar a la horcada de caín, fue mucho más duro que el día del entrenamiento. Se notan los 28km que llevas encima (y el desnivel) antes de ponerte a subir. Encima la bajada hasta urriellu tenía muchísima menos nieve, y el camino es mucho más tortuoso. Aquel día podíamos atravesar los neveros a toda prisa pisando con mucha seguridad, pero hoy los caminos blancos de aquel día eran verdaderos pedregales.

En Urriellu me doy cuenta de que voy bastante cansado, no llevo ni 40km encima, apenas algo más de la mitad de la carrera. Pero me anima pensar que poco más arriba está collada bonita y luego ya es todo para abajo hasta la vega de sotres, así que le doy la vuelta al urriellu muy animado. Era un gran día y se veían cordadas por todas las paredes del picu, una pena no poderme sentar a contemplarlas un rato.

La bajada por moñetas la hago mejor de lo esperado, el día del entreno no estaba balizado el recorrido y dudamos un par de veces, pero esta vez la línea era clara pasando entre las simas de la zona con total confianza. 

En el avituallamiento de la vega estoy muy contento, pienso que tan solo quedan 25km para meta, y un "pequeño" obstáculo de por medio, el canalón de Jidiellu. Sobre el papel son solo 1000m de desnivel, yo nunca lo había subido y Diego me había dicho que era un punto bastante crítico en la carrera, pero realmente pensaba que estaba exagerando. Aquello fue durísimo, subir por allí bajo ese calor abrasador fue terrible, cada vez pasaba a más gente, había zombies descansando en los laterales del camino durante toda la subida. Nadie llevaba agua a mitad de la subida, a mí me quedaba una poca que iba racionando ya que sabía que no había fuentes. La subida se me hace eterna, el no conocer la zona se paga y mucho. Llegando casi al final resulta haber un hilo de agua en el que un paisano va rellenando botellas de agua para los corredores. 

No lo había dicho hasta este momento pero esta carrera tiene una cantidad de espectadores increíbles. Hay que tener en cuenta que para llegar ahí arriba hay que meterse un palizón, y esta gente sube cargadoa con bebidas y comida que reparten entre los corredores. Otro paisano diferente me ofreció media lata de cocacola y una bolsa de gominolas que me vinieron como caídas del cielo ¿qué más se puede pedir? 

Al final de Jidiellu hay una zona técnica equipada con cadenas que me gustó mucho, a partir de ahí sendero regular hasta llegar a Andara donde ya cogemos la pista que baja al Jitu. La pista se me hizo larga, y eso que le di zapatilla con kilómetros a 5min/km. Puede parecer no muy rápido pero tengan en cuenta señores que aquí llevaba ya 60km encima.

En el avituallamiento me lo vuelvo a tomar con calma, está hecho me digo. Todo el mundo dice que la bajada es un trámite. La gente sigue animando y diciendo que está hecho. Mucha gente dice que "entramos", realmente esos comentarios no me hacen gracia porque no he venido aquí a pelear por los primeros puestos de la carrera pero tampoco a sufrir para terminar. En fin, vamos bajando un poco con la mosca detrás de la oreja por que en esta "bajada" a Arenas todavía se suben unos 400m+. A mí me parecieron más la verdad, por la zona de Portudera hay bastante sube y baja y todos los voluntarios dicen que este es el último repecho, pero siempre te acabas encontrando otro más después.

¿El Urriellu? Pero si acabo de estar ahí

A estas alturas te vas haciendo tus cálculos estimando la hora de entrada en meta ¿bajaré de 17 horas? Esto lo pensaba antes de llegar a los toboganes de Portudera, una vez encontradas las cuestas pensé que al menos lo haría en 17:30. Pero entonces llegamos a la senda de caoru. Aquello está puesto a mala fe. ¿A quién se le puede ocurrir poner eso para terminar una carrera tan dura? Me puse de bastante mal humor y comencé a andar, y empezó a pasarme gente. Los iba contando, un voluntario me había dicho poco tiempo atrás que iba sobre el 125 en la clasificación, así que iba sumando posiciones, 126, 127, me pasan 3 golpe, 130... joder cuánta gente me cago en la leche. Intento engancharme a unos pero la molestia que tenía en la rodilla y que había comenzado en jidiellu de forma muy leve había ido aumentando progresivamente hasta llegar al punto de que no me hacía mucha gracia forzar más de lo necesario. Así que alternaba andar y correr. Esos últimos 4km de bajada hasta Arenas fue lo más duro de la carrera con diferencia, porque encima es que ves Arenas allí abajo y sabes que todo el camino que queda es así hasta el final. Muy duro psicológicamente, pero se trata de un trámite, hay que ser fuerte e intentar avanzar. Al final llegas a una pista asfalta que te mete en el pueblo, te hace rodear toda la general hasta entrar en meta. La gente no para de aplaudir, es increíble. Increíble de verdad, gente joven, gente mayor, niños, todo el mundo te aplaude con fuerza. Y por fin llego a meta, me emociono. Me doy cuenta de que un voluntario me está mirando y se me pasa la tontería, pero he llegado, se acabó. Me giro y veo el tiempo, 17:20.

Ta fecha

2 comentarios:

  1. Suelo leer tu blog pero a esta llego tarde! Que bien contado tio! Vaya paliza y vaya mérito todo el entrenamiento durante el año para llegar ahí. Está claro que mountainbike y estas animaladas que haces tu no tienen nada que ver, pero me identifico con esa parte de madrugones, salir con mal tiempo en invierno e invertir muchas horas que podrían ser para salir a tomar algo en entrenar! Pero por lo menos para mi merecen la pena, estar por el monte y después la satisfacción de acabar carreras que 6 meses antes pensabas que harías la mitad y gracias! Un saludo meu!

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  2. Buenas tío! Gracias por pasarte y dejar el comentario, me hace mucha ilusión.

    Yo también pienso como tú, para mí no tiene sentido una vida en la que todos los días son iguales. Necesito hacer estas cosas para vivir con emoción e ilusión. Al final te das cuenta de que casi todo es posible, solo hay que proponérselo.

    Saludos!

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